La política por otros medios: de youtubers, tiktokers y streamers

La suerte dispar de quienes se lanzaron a la carrera por atraer a las audiencias jóvenes. La convivencia de nuevos y viejos lenguajes y protagonistas.

El ingreso de la dirigencia política y los contenidos políticos a plataformas como YouTube, TikTok y Twitch parece seguir caminos diferentes. Mientras que la suerte de la primera en las nuevas plataformas suele ser errática, los contenidos de información, opinión y debate sobre temas de coyuntura producidos por actores no tradicionales ganan espacio en estas redes dominadas por el entretenimiento.

«Hoy les quiero presentar mi nuevo desafío: Ser el primer youtuber político», decía el actual ministro de Agricultura, Julián Domínguez, en mayo de 2016 cuando, en los inicios del gobierno de Cambiemos y luego de volver al llano, presentaba su canal en YouTube. En una veintena de videos breves, Domínguez habla pausado sobre temas de la agenda política sin más recurso que un escritorio y una cámara. El proyecto nunca llegó a despegar y fue abandonado a menos de un año. El frustrado primer «youtuber político» no había alcanzado a desarrollar un formato atractivo para esa plataforma, donde, al igual que en otras redes que alojan videos en internet, lo divertido o lo polémico; lo visual, lo dosificado, lo rápido y lo simple se imponen (en general) a contenidos más densos y complejos.

El  actual precandidato a legislador porteño por Juntos Yamil Santoro también se presenta en su canal como «youtuber político», aunque la mayoría de los contenidos son cortes de sus intervenciones en programas televisivos que alcanzan en internet escasas reproducciones. Su video más popular data de 2012, donde se lo ve caminando de noche en ropa interior alrededor de la Pirámide de Mayo mientras enumera críticas al gobierno de entonces. Tampoco consigue números significativos de reproducciones Javier Milei con su altisonante programa Demoliendo Mitos, que puede verse en el canal de YouTube de la radio nativa digital Conexión Abierta.

En oposición a estos ejemplos vernáculos, la congresista estadounidense Alexandra Ocasio-Cortez, fenómeno viral en redes desde su aparición en la vida pública, supera el millón de seguidores en Twitch. En tierra de gamers e interacciones en vivo, AOC aprovechó su primera transmisión para jugar y hacer mención a aspectos políticos, sociales y económicos antes de la subida al poder de Joe Biden. Antes y después de Ocasio-Cortez, figuras suecas y coreanas de la política habían seguido una estrategia similar para Twitch: aprender a jugar primero, hablar de política después.

La cacería del voto joven en espacios como TikTok por parte de postulantes argentinos durante la campaña para las PASO se pareció a un desfile de boomers sin miedo al ridículo. Teniendo en cuenta que alrededor del 50% del público usuario de esa red social tiene menos de 34 años, las intenciones de la dirigencia política profesional allí son tan evidentes que resulta dudosa la eficacia de su uso como herramienta electoral, aun cuando los equipos de campaña parecen tener claro que deben crear allí mensajes que poco o nada tienen que ver con la comunicación política tradicional.

La presencia de los contenidos políticos en redes se extiende mucho más allá de los que producen en primera persona los políticos profesionales. Algunos medios tradicionales, otros nativos digitales e influencers «independientes» abordan la coyuntura política nacional en internet, aunque con resultados dispares.

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Ezequiel Rivero

Becario posdoctoral del CONICET. Investigador en el Centro ICEP (UNQ) y del Observatorio Iberoamericano de la Ficción Televisiva (Obitel).

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