El «fenómeno Ibai» y la forma en la que la gente se relaciona con la información
Martín Becerra, Mariana Moyano y Glenn Postolski analizan los cambios en la comunicación que terminaron de ponerse en evidencia con la entrevista del streamer español a Lionel Messi.

Podría plantease, como hicieron algunos, que en la semana que pasó se asistió al fin de una era en la comunicación. Sería un error. En realidad, lo que ocurrió es que se hizo visiblemente masiva la transformación que desde hace años viene ocurriendo en la manera en que parte de la ciudadanía se relaciona con la información y el entretenimiento. Incluso, en la forma en la que algunas personas públicas deciden cómo comunicarse con las masas. La elección de Lionel Messi de concederle al streamer español Ibai Llanos una de las primeras entrevistas como jugador del Paris Saint Germain, para emitirse en exclusivo por su canal de Twitch, no hizo otra cosa que exponer simbólicamente el fin de un paradigma comunicacional que tenía a los medios tradicionales como pilares basales. Sin pretensión de dar respuestas absolutas, Página/12 convocó a especialistas para analizar las nuevas dinámicas que reformulan el ecosistema comunicacional, ante audiencias cada vez más activas y menos sujetas a hábitos hereditarios.
El territorio comunicacional está atravesando su propia revolución desde hace tiempo. La irrupción tecnológica en la vida cotidiana avanza sin pedir permiso y aceleradamente. Los medios tradicionales, como cualquier otra actividad, cedieron —en mayor o menor medida y creatividad— ante la realidad. En la actualidad, la gente ya no se informa sólo a través de los diarios, radios o canales de TV. Es más, cada vez son más los que no buscan saberes en esos medios que antes organizaban y monopolizaban la circulación de la información y los relatos en la esfera pública.
Según un informe realizado el año pasado por Universidad de Oxford y el Instituto Reuters en Europa, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, México, Chile, Kenya, Sudáfrica y Asia, el 86% de los encuestados dijo informarse a través de los medios digitales y las redes sociales. En la Argentina, el porcentaje de consumo informativo digital asciende a 90%, mientras que el 78% elige las redes sociales como fuente de información por sobre otra posibilidad. Esas cifras se elevan a medida que el promedio de edad disminuye. Algo cambió, definitivamente.
Esos datos tal vez sean el contexto para comprender porqué Messi eligió ser entrevistado por Ibai antes que por muchos periodistas especializados o corresponsales de medios tradicionales. Pero hay más. El streamer español, que desde hace años suele charlar en vivo con futbolistas de elite, cuenta en su canal de Twitch con más de siete millones de suscriptores, muy por encima que los que poseen la mayoría de los medios clásicos. La entrevista de Ibai (Bilbao, 26 años) con Messi el miércoles pasado fue vista en directo por más de trescientos mil cuentas de usuarios de todo el mundo, aunque el video ya supera las 2 700 000 visualizaciones en su canal de Twitch. Si esas cifras se proyectan a la TV, los 2 600 000 personas significarían algo así como veintiséis puntos de rating (sin considerar que, además, cada visualización pudo haber sido vista por más de una persona). Ningún ciclo televisivo hoy convoca a tanta gente frente a la pantalla.
La Matrix voló por los aires. Hay una nueva mayoría circulando por otros territorios. El cambio es cultural. Los más jóvenes están en Internet. Los y las referentes para las nuevas generaciones son otros y otras, con particularidades, valoraciones y reconocimientos de cualidades muy distintas a las de ayer. Quien quiera ver que vea más allá de los medios tradicionales.
Otra forma de comunicar
Este «nuevo» universo para lo que crecieron escuchando la radio o viendo la TV, pero el único que conocen aquellos que forman parte de la Generación Z (nacidos en el último lustro de los noventa), cuenta con sus propias características, dinámicas y reglas. De hecho, tras la entrevista con el astro argentino, Ibai contó que aunque se había preparado un set televisivo para realizar la nota como lo hicieron el resto de los medios internacionales, él había decidido hacerla a la salida del vestuario del Parque de los Príncipes, el estadio del conjunto galo. Otros lenguajes, otras plataformas y otras audiencias requieren también de otras escenografías.
La comunicación de proponen Twitch, Tik Tok, o los «vivos» de Instagram o Twitter lejos está de ser marginal, ya que concentra mayorías más intensas que las que creen describir muchos de los que suelen analizar con desgano superados a quienes hicieron y hacen de sus pantallas una extensión de sus cuerpos. Y de la virtualidad su mundo natural. Los «medios sociales» —aquellos en los que se combinan la tecnología, la interacción y el contenido generado por los usuarios— son hoy el mundo real de muchos. O por lo menos su principal contacto mediatizado.
«Se trata de un dispositivo de mediatización distinto al de los medios tradicionales: el streaming interactivo en directo, sin pretensión de tratamiento profesional, con chat y buscador a modo de catálogo temático», explica Martín Becerra, especialista en medios Conicet-UNQ-UBA. «Sus cualidades sobresalientes y diferenciales son: el contenido audiovisual de plataformas como Twitch es desprogramado (no hay programación de flujo continuo definida por una emisora); su lógica tiende a ser interactiva (no unidireccional, como son los medios); el procedimiento de subida y acceso a contenidos es personalizado (no hace falta montar un estudio, una productora y mucho menos una emisora de TV para emitir ni es requisito más que un teléfono móvil para acceder); ese procedimiento es además sencillo y relativamente autodidacta, no requiere excesiva pericia técnica; presentan una combinación peculiar de diseminación y acceso a contenidos globales y locales, superando fronteras estatales pero sin por ello borrar el componente nacional y local de la identidad cultural; aprovechan la ubicuidad y espontaneidad de acontecimientos a través de la masificación de dispositivos móviles, de webcams y de conectividad fija y móvil, que son la infraestructura que posibilita la difusión social extendida de estos nuevos hábitos de entretenimiento y consumo cultural; e instituyen nuevas fórmulas de construcción de fama y prestigio, consolidando una renovación generacional que se distingue de los valores de las generaciones previas.»
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