¿Cuáles serán las consecuencias de privatizar a los medios públicos?

Varios investigadores explican qué hay detrás de la idea de dejar el sistema de medios librado al sector privado, que vuelve con el gobierno de Javier Milei.

A esta altura debe ser una cuestión patológica. La repetición de la misma intención a través del tiempo y con diferentes figuras de ideología cercana no puede ser casualidad. Basta con que una fuerza política de corte liberal asuma el gobierno para reeditar el mismo y viejo anhelo: la intención de privatizar los medios públicos. No manifiestan la búsqueda de mejorar su calidad, adecuarlos a las necesidades actuales y culturales del país, ni siquiera proponen «hacerlos más rentables». Nada de eso. Ya lo dijo Javier Milei, en una de sus primeras declaraciones como presidente electo: «Todo lo que pueda estar en manos del sector privado va a estar en manos el sector privado». La concepción ideológica prima por sobre cualquier otro aspecto, en una miopía cultural y social de la que se vanaglorian sin ponerse colorados. Los medios públicos, lejos de pensarse como la garantía de pluralidad y derecho al acceso a la información, son el principal objeto de desguace de quienes dicen levantar las banderas de la «libertad».

Los medios públicos —tanto en su funcionamiento como en su rol, perfil y financiamiento— pueden ser plausibles de debate. Al fin y al cabo, el mundo cambia y el consumo de los medios también. Lo llamativo es que La Libertad Avanza, como en su momento intentó el menemismo, o más cercano en el tiempo el macrismo, no plantea otra cosa que su privatización y, en consecuencia, su cierre. La excusa es también siempre la misma: el uso propagandístico de los medios públicos. Un argumento que, sin embargo, tiene patas cortas, en tanto no persiguen suplir esa «falencia» del sistema de medios públicos con gestiones que busquen revertir esa condición gubernamental. La privatización de los medios públicos es una finalidad en sí misma, que por estos días se instala con fuerza en el debate político con más fake news de periodistas y medios (con LN+ a la cabeza) a lo que les conviene su cierre que con argumentos e información verídica.

¿Es una buena idea privatizar los medios públicos argentinos? ¿Cuáles serían las consecuencias de dejar el sistema de medios librado al sector privado? ¿Qué hay detrás de esta idea que se repite a lo largo de la historia argentina? Página/12 consultó a distintos especialistas nacionales e internacionales sobre la idea de privatizar los medios públicos que propone Milei de cara al gobierno que asumirá el 10 de diciembre. 

«El anuncio repite una vieja receta que ya falló en gobiernos como el de Menem -quien quiso privatizar Canal 7 y marginó a una radio pública como Radio Ciudad del dial- y de Macri —quien echó a 357 trabajadores de Télam y vació señales estatales como Encuentro, Paka-Paka y DeporTV—. Los medios del Estado cumplen funciones distintas a las de los medios comerciales privados y de las de los comunitarios», afirma Martín Becerra, investigador Conicet-UNQ-UBA.

«La idea de cerrar los medios públicos es la más fácil, obvia y simplista… Y se dice y se dice y se dice… Es más, de lo viejo y de la falta de pensamiento público y democrático que nos habita», reflexiona Omar Rincón, el investigador y profesor de Comunicación y Periodismo de la Universidad de los Andes (Colombia), además de director del Centro de Estudios en Periodismo y de su Maestría en Periodismo. «En el caso de Milei, si dice que está contra los conglomerados mediáticos privados, es raro que quiera vender lo público y hacerlo privado. Es una más de sus provocaciones, bravuconadas, estupideces… Y lo peor es que logra que nos enfademos y nos lo tomemos en serio cuando intentar que él lea, piense, sienta en colectivo o democráticamente es imposible. Su socio Macri ya destruyó lo que pudo: no cerró, pero desfinanció, ahora este señor quiere acabar con todo… Y lo puede hacer porque se vuelve famoso en los shows mediáticos y digitales, y no necesita a los medios públicos, porque no quiere ciudadanías o a la gente. Su capitalismo radical hace que no entienda lo público», subraya el especialista colombiano.

La coincidencia es absoluta: la decisión de Milei obedece más a una cuestión ideológica que estratégica cultural-informativa. Santiago Marino, investigador UBA-Udesa-USAL-UNQ, cree que la idea de privatizarlos en lugar de mejorarlos y hacerlos más eficientes es «simplista y apresurada», que se monta en una mirada crítica sobre los medios públicos extendida en el sector social que lo apoya. «Es una propuesta —reflexiona— vinculada a su autopercepción libertaria, y que denosta al Estado y sus posibilidades de acción e intervención. Por otra parte, percibo que está sostenida en una base ideológica de prejuicio y desconocimiento del rol central que deben tener los medios públicos para consolidar un sistema plural y diverso. También expone un significativo desconocimiento del modo de funcionamiento de los medios, de cuán relevante es Télam para todo el sistema de medios privados comerciales, que usan el servicio que prestan a un costo accesible».


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POR CECILIA GONZÁLEZ | Otra vez, desde sus privilegiados púlpitos mediáticos, (autopercibidos) periodistas promueven y aplauden el cierre de medios públicos y se alegran por la posibilidad de que haya despidos masivos de periodistas Ya lo vivimos durante el gobierno de Mauricio Macri. Ya lo estamos reviviendo ahora que la ultraderecha está por llegar al poder en Argentina. La campaña es transparente. De nuevo se basa en difamaciones contra miles de trabajadores como las que en su momento propaló Hernán Lombardi, el incondicional político macrista que en 2018 celebró el despido masivo en Télam con una frase que quedará para siempre en la historia de las infamias sufridas por la prensa argentina: «Triunfó el periodismo».


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