Pluralismo en la era digital: el doble filo de la publicidad oficial

La pauta contribuye al sostenimiento de las empresas mediáticas, pero el sistema encierra inequidades y puntos opacos. Cómo salir de ese laberinto.

La transformación digital y el cambio en las formas de consumo de noticias generaron una crisis en el modelo de negocios de los medios de comunicación. A esto deben sumarse las limitaciones de los mercados publicitarios en el país y la competencia de las plataformas digitales. Algunas experiencias encontraron mecanismos para apoyarse en el aporte directo de sus públicos. Pero formatos de este tipo no han madurado aún, y tal vez nunca lo hagan. De hecho, la última encuesta del Instituto Reuters señala que sólo 15% de la ciudadanía paga para leer noticias digitales en la Argentina. En este contexto, la publicidad oficial asumió un rol fundamental, pero es un arma de doble filo que atenta contra el pluralismo informativo.

En los últimos años, la publicidad oficial nacional, provincial y municipal asumió un papel relevante en el sostenimiento de las empresas mediáticas. Según el Monitoreo de la Propiedad de los Medios, en 2017 la inversión de los cuatro distritos más importantes del país y del Ejecutivo nacional representaba 24% del mercado publicitario total en medios, vía pública y cine.

Sin embargo, la publicidad oficial tiene dos caras: se presenta como herramienta para difundir información y campañas de interés público, pero también funciona en los hechos como un subsidio tácito para apuntalar las finanzas de los medios. Su asignación discrecional, la falta de transparencia en la mayoría de las provincias y municipios, su falta de regulación y el condicionamiento que supone lo convierte en un sistema que encierra inequidades y puntos opacos.

Desnaturalizar el funcionamiento de la publicidad oficial lleva a preguntarse si es posible impulsar en Argentina un subsidio que fortalezca el pluralismo informativo y el periodismo local sin comprometer líneas editoriales. Existen ejemplos internacionales y medidas implementadas en el país que permiten pensar en una respuesta afirmativa.

Cuando las consecuencias económicas del aislamiento frente al covid-19 comenzaron a sentirse, muchos medios, incluidos los de mayor tamaño, utilizaron los beneficios del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). Además, la Secretaría de Medios anunció en junio un subsidio de 200 mil pesos para la reparación o adquisición de equipos de medios sin fines de lucro. La medida incluye un monto superior a los irrisorios 28 mil pesos ofrecidos en la convocatoria anterior. Además, parece una compensación insuficiente frente a la falta de concursos del fondo de fomento al sector, garantizado por ley, y a la marginación de estas organizaciones de la publicidad oficial.

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