POR GILDA IZURIETA | En el último verano, miles de argentinos aceptaron que sus iris sean escaneados, con un aparato que parece llegado del próximo siglo, a cambio de unos miles de pesos que les generaron un ingreso extra en medio de la estanflación. Otros se negaron. Pero casi ninguno sabe exactamente por qué los mismos empresarios que están detrás del ChatGPT necesitan acumular lo que guardan nuestros ojos.
Copia y pega esta URL en tu sitio WordPress para incrustarlo
Copia y pega este código en tu sitio para incrustarlo