Cuando las utopías chiquititas agigantan las esperanzas

POR ADALID CONTRERAS BASPINEIROS | La utopía es propuesta por Tomás Moro como un no-lugar, o el lugar soñado, desconocido, imaginario, donde radican las sociedades de ensueño. Su posterior apropiación histórica lleva a que la ausencia se vuelva en una insistente presencia de lo que no es y pudiera y debiera ser. De este modo, la idea inicial de lo inexistente se convierte en un no-lugar con características que ya no son las de un puro sueño sin posibilidad de realización, sino como la expresión de lo que no se ha realizado todavía y podría concretarse, algún día.