Google retrasa el bloqueo de las cookies de terceros en Chrome hasta 2023

La medida de privacidad de Chrome, que impedirá a compañías de terceros recopilar datos de los usuarios a través de las cookies, se retrasa hasta 2023.

Google anunció en 2020 su intención de poner fin a las cookies de terceros en Chrome. El objetivo es ofrecer una mayor privacidad al impedir que los anunciantes recopilen datos precisos de los internautas que naveguen por las diferentes webs. La compañía confirmó en aquel momento que el bloqueo de cookies de terceros comenzaría en 2022. Sin embargo, en un comunicado, han anunciado su intención de retrasar su muerte hasta 2023.

La nueva hoja de ruta ha sido publicada en su blog oficial. Según la compañía, Chrome eliminará las cookies de terceros de forma escalonada. La primera etapa comenzará a mediados de 2023 y terminará a finales del mismo año. Supone, por lo tanto, un año de retraso con lo que anunció Google en 2020.

«Esto permitirá tener suficiente tiempo para debatir públicamente sobre las soluciones adecuadas, mantener un compromiso continuo con los reguladores y que tanto los editores como la industria de la publicidad migren sus servicios. Esto es importante para evitar que queden en peligro los modelos comerciales de muchos editores web», explica la compañía. «Proporcionando tecnologías que preservan la privacidad, nosotros, como industria, podemos ayudar a garantizar que las cookies no se reemplacen con formas alternativas de seguimiento individual», continúa.

«Para Chrome, específicamente, nuestro objetivo es tener las tecnologías clave implementadas a finales de 2022 para que la comunidad de desarrolladores comience a adoptarlas», menciona Vinay Goel, director de Ingeniería de Privacidad de Chrome.

Las cookies de terceros son, mayoritariamente, utilizadas por los anunciantes. El objetivo es rastrear los datos de los usuarios para, posteriormente, mostrar anuncios relacionados con las búsquedas. El problema de este tipo de cookies es que recopilan datos muy precisos de los usuarios. Esto, por lo tanto, puede suponer un importante riesgo de privacidad. Navegadores como Safari o Mozzila o Microsoft Edge, ya han bloqueado este tipo de cookies.

Cuando Google dio ese comunicado hace ahora un año la pregunta evidente era: ¿se está pegando Alphabet un tiro en el pie?

Google, en paralelo, ha desarrollado e implementado en Chrome opciones alternativas como Floc, que permite ofrecer publicidad personalizada preservando la privacidad de los usuarios. Sin embargo, esta propuesta ha sido rechazada por diversos actores del sector.

Cuando Google dio ese comunicado hace ahora un año la pregunta evidente era: ¿se está pegando Alphabet un tiro en el pie? Es importante remarcar que Google obtiene la mayoría de sus ingresos de publicidad, y sus servicios de anuncios dependen de estas tecnologías de rastreo de un modo u otro.

Sin embargo, hace unos días conocíamos algo más sobre estos planes que iban un paso más allá. Google no respaldará tecnologías que sustituyan directamente a las cookies tras su fin. Es decir, que sirvan igualmente para el monitoreo individual por identificación de usuarios.

La apuesta de Google parece un paso adelante por la privacidad, lo cual a priori siempre es una buena noticia. Sin embargo, también abre la puerta a afianzar su monopolio. ¿Cómo? Impulsando un sucesor de las cookies que sea de su interés.

De las cookies de terceros al FLOC

El gigante del buscador lleva desde hace tiempo trabajando en un sandbox de privacidad -así lo llama la propia compañía- que impulse estándares que sustituyan a las cookies. El más avanzado es el llamado FLOC (Federated Learning of Cohorts), un sistema que cambiaría trackear o perseguir directamente a cada usuario uno a uno por las webs y apps que visita y usa —como hacen ahora las cookies— para dar el salto a un sistema de «análisis de cohortes».

Esto es, que ya no sigan a un único usuario, sino que apoyándose en los estándares de lo que se denomina «privacidad diferencial», pueda valerse de grandes conjuntos de datos para identificar usuarios que están interesados en comprar un producto y por lo tanto mostrar un anuncio al respecto.

Son muchas las dudas sobre cómo estos cambios podrían afectar al ecosistema económico de la web.

El cambio en la práctica vendría a ser que, en lugar de identificar a un usuario como interesado en comprar una aspiradora porque ha visitado varias webs que las venden, por análisis de cohortes vayan metiendo a este usuario en grupos «interesado en aspiradoras», pero también en «comprar un coche». Del individuo al grupo, en definitiva.

Las dudas sobre cómo estos cambios podrían afectar al ecosistema económico de la web han sido desde hace un año muchas. Especial impacto podría tener en el marketing de afiliación, pero también en las redes de publicidad programática que, claro está, sean externas a Google.

Es ahí donde algunos expertos y actores implicados ven un problema que puede afianzar más el monopolio de Google bajo el paraguas de querer impulsar la privacidad o adaptarse a normativas más restrictivas.

Se podría por tanto argumentar que Google está tratando de empujar a los anunciantes a cambiar su enfoque hacia la orientación basada en cohortes. ¿Quiere Google beneficiarse de este cambio? Según opinan los expertos, la Autoridad de Competencia y Mercados  de Estados Unidos (CMA), que ya está investigando las herramientas Privacy Sandbox de Google, será quien responda.

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